jueves, enero 17, 2008

Mirando digamos por encima (cubierto con las sábanas)

Ya por acá el desfile:
Leonas, peces, balanzas y demás;
La que no pasa por esta calle
Lejos está del cielo, al menos,
1 cuadra más retirada; razón por
la cual me incumbe poco apreciar
las posibles suculencias de la masa

No hay razón para escandalizarse
No hay dios a quien pedir perdón
Ni siquiera el rubor de tus nalgas
Exigiría más que la erección

Inactividad solitaria el reflujo de mis sienes
El impulso de las venas de mi pene
La mirada insinuante de tus piernas
El taladro asesino de mis ruegos
La blanda, blandísima pared de tu nada

Otra rueda, otro círculo hasta otra vuelta
Miedo da llegar temprano, despeinado
Desprendido no podría decirse
Mientras giras, giras, giras y no te ves
Ni venir ni ir ni subir ni bajar
Es por esto y aquello que no me inmuto
Al gritar con la verga erecta
La recta línea sin métrica de tu –no entiendo
De nuevo me emputo con un hasta luego

Y gritarías me más, aún más si te penetrara
Pero fortaleza la del miembro, la de no desertar
Aparentar desierta la contemplación, al fin cuaresma
En invierno y primavera, en otoño, en verano no
Pues la playa llama y si me llamas te quemas y
Si te llamo, a la inversa y si las llamaradas se juntan
Ni me enojo, ni te bajas ni te subes
Entiendes y té (vienes) /sin importar la fecha/

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